MANTELERÍA

Su objetivo es proteger la mesa y vestirla dándole un aspecto bonito y atractivo. En algunas ocasiones vienen acompañadas por sus servilletas, que son del mismo color y diseño haciendo juego con éste. En el proceso de selección los parámetros que van a determinar su compra son: calidad, costo, concepto que se busca y recursos con los que se cuentan.

En Roma, durante el reinado de Augusto, aún no se conocían los manteles y servilletas. La costumbre era comer con los dedos y limpiarlos chupandoselos, o frotándose con migas de pan, o bien sobre la cabellera de esclavos o de perros.

La primera evidencia que tenemos de los manteles se remontan a la antigua Roma, donde se fabricaban con lino y se teñían de colores. Estos manteles eran muy pequeños, porque consideraban que sus mesas eran demasiado hermosas como para ocultarlas. Y también servían al mismo tiempo de servilleta. Curiosamente, cada comensal debía llevar el suyo propio, costumbre que se entendió muy pronto por todo el mediterráneo

Posteriormente los romanos introdujeron la costumbre de cubrir las mesas con grandes manteles de lino bordados, paños de lana fina y hasta de seda. Poco después se usaron las servilletas. En un fresco de Pompeya, se ve una servilleta, al parecer un lienzo adornado con flecos, colgada junto a unos comestibles.

Con la caída del imperio romano desaparecieron los manteles y las servilletas. No aparecieron sino hasta el siglo XVIII en las mesas de reyes y príncipes alcanzando su apogeo en esta época. En el siglo XVII los manteles de Francia, Inglaterra y Bélgica llegaban hasta el suelo. En Italia y Venecia los manteles eran muy lujosos con incrustaciones y encajes.

Los manteles en la edad media

Durante la edad media se produce la evolución del mantel como elemento ornamental. Aparecen los primeros bordados y flecos, motivos que se irán repitiendo a lo largo de los siglos. Simbolizaban la riqueza y la posición social, ya que solo la nobleza podía acceder a ellos.

Sobre el siglo XIV esta costumbre se extendió al pueblo llano. Mientras los nobles comían en mesas con lujosos manteles de seda, el resto tenía que conformarse con materiales más asequibles como el lino.

Otros pueblos también llegaron a la conclusión de que era mejor proteger las mesas durante la comida. Los vikingos cortaban sacos de cereal y los usaban a modo de mantel. Y también tenemos otras alternativas más exóticas como la del Sahara, donde se usaban lascas de cactus sin espinas.

En la actualidad los manteles son de uso común, los hay en gran diversidad de colores, tamaños y texturas. El tipo de mantel que se elige va de acuerdo con el tipo de evento y es necesario que armonice con los demás del montaje,  ya que el color y la textura marcan el grado y la formalidad de una mesa. La cristalería y la porcelana exigen un mantel fino de clase (lino, damasco, organdí…) La vajilla informal requiere uno de textura más sencilla.

Los manteles en la modernidad

A mediados del siglo XIX el algodón transforma por completo la industria textil, afectando en gran medida a la calidad y difusión de los manteles. Un siglo después se introducen los tintes, llenando de color las mesas de todos los hogares.

En los sesentas  comienza un furor por  los materiales sintéticos como el poliéster, que se caracterizan por su resistencia y facilidad a la hora de limpiar. Se pueden meter en la lavadora sin problemas, no se arrugan y no hace falta plancharlos. Además, poseen una capa que repele los líquidos y evita que acumulen humedad

También en el siglo XX comienza la costumbre de usar papel como mantel, algo muy habitual en el mundo de la restauración. En la actualidad podemos encontrar los clásicos manteles blancos, estampados, con figuras geométricas y multitud de diferentes diseños. Para que elijas el que mejor encaja con tu forma de ser y la decoración de tu casa.

El uso del molletón

El molletón se coloca debajo del mantel con el objeto de proteger la madera de la mesa de las cosas calientes, su fibra de algodón le permite absorber los líquidos que se lleguen a derramar en la mesa y amortigua los ruidos hechos por los platos o cubiertos. No debe de verse por lo que se recomienda que se compre con resorte para ajustarlo a la mesa, o cortarlo del tamaño exacto de la misma.

Cuánto debe colgar el mantel

En la actualidad los manteles son de uso común, los hay en gran diversidad de colores, tamaños y texturas, lo ideal que debe colgar es de 30 a 40 cm en la mesa.

Los manteles largos que llegan hasta el piso son para buffet para tapar las patas de las mesas cuando son mesas de alquile

Origen de las servilletas

Ya hemos visto que los romanos usaban los manteles como servilleta y posiblemente otras civilizaciones hicieran lo mismo. De hecho, su invención es bastante reciente. Se atribuye al duque Jaques de Serviliet, que decidió abrir su propio restaurante tras la Revolución Francesa.

Para darle un toque de distinción a la mesa se le ocurrió envolver los cubiertos con un pequeño trozo de tela, que además podía usarse para limpiarse las manos. Jamás pensó que su idea tendría tanta trascendencia.

CLASIFICACIÓN DE TEXTILES EN MANTELERÍA

Tendencias en mantelería:

Actualmente se puede ver que muchos montajes de mesa han cambiado con respecto a la mantelería con la introducción de telas nuevas, colores y hasta diferentes diseños de manteles. Se puede entonces “vestir” una mesa de diferentes formas:

  • Mantel
  • Mantel y caminos
  • Caminos
  • Manteles individuales

En el caso de ocupar caminos, los montajes de este pueden ser muy variados logrando con ello una gran dinámica y variedad de estilos. La medida de los caminos es de 1.20 m por 30 cm., los colores pueden ser variados, al igual que las texturas. Sin embargo, es importante considerar la ambientación y el servicio.

Mi sugerencia es que ya sea que comas con mantel, individuales o caminos de mesa para tu mesa cotidiana siempre estén en buenas condiciones y que sean bonitos, ya que pueden ser aspectos que, por la rapidez del mundo actual, se descuiden y no se valoren. Todo lo contrario a que si se toman en cuenta nos ayudan a vivir con un tono humano que le da calidad a la existencia.

“Hay que ser prácticos y al mismo tiempo hay que Vivir bonito con sencillez, con calidad y cuidado de los detalles”

ANEXO